A media que el tiempo transcurre en nuestras vidas y la biología
se va haciendo cargo de nosotros, cada día nos vamos alejando un poco más de
las nuevas generaciones, definitivamente así es la vida. Hoy no voy a soltar
demonios, por el contrario decidí vestirme transitoriamente de ángel. Motivada
por un pequeño niño de tres años, a quien ayer por la tarde pude observar con
detenimiento y maravillada por su comportamiento, quien estaba sentado en la
sala de espera de una oficina pública y muy quietecito, atento e
inteligentemente manipulaba uno de estos aparatos ultra modernos de telefonía móvil.
En la actualidad los niños nacen con capacidades muy diferentes respecto a generaciones
anteriores y se van desarrollando a un ritmo tan vertiginoso que pareciera que
van de la mano con la velocidad de la luz, comparándolo con el desarrollo de nuestra
generación y se agudiza aún más con las anteriores a las nuestras. Sin embargo,
lo curioso o lo maravilloso, no es ese niñito con toda la tecnología en sus
manos, porque es algo normal, no tanto que posean el objeto material sino la
gran capacidad de asimilación; lo curioso o lo maravilloso es disfrutar viendo
a las generaciones anteriores (abuelos y bisabuelos de esos niños) apostando a
la interacción generacional.
Entonces, mientras me deleitaba observando a la criatura, recordé
a una gran señora y digo “gran” por su grandeza espiritual y también por su
edad (94 años), aunque su aspecto decía muchos menos, artista plástica y médica
frustrada, según su manifiesto, en aquella época no le permitieron cursar la
carrera e inmediatamente me vino a la memoria mi admirada escritora española Concepción
Arenal, quien por el 1800 y pico, cursó la carrera de derecho vestida de
hombre, contra la voluntad de su madre y porque en aquella época ese nivel de instrucción
estaba prohibido a las mujeres y luego de recibir su título, luchó mucho para
revertir esa situación entre otras cosas, terrible abanderada del feminismo
propiamente dicho.
Volviendo a la “gran señora”, a quien quiero mencionar, su
nombre “Magdalena”, se contacta con esta servidora y solicita asistencia para determinadas aplicaciones informáticas, sinceramente pensé que había escuchado
mal su edad, al punto que le pedí que la repitiera y muy orgullosa volvió a revelar
sus 94 años excelentemente colocados. Su mayor inquietud estaba orientada hacia
la comunicación, quería aprender a enviar correos electrónicos y el uso de mensajería instantánea
para poder comunicarse con sus nietos y bisnietos. Al fin de la instrucción,
que demás esta mencionar, fue exitosa, Magdalena me agradeció por todo lo
que de mi había aprendido y sin embargo, no dudé ni un solo instante en agradecerle lo que había aprendido de ella.
De Magdalena hacia abajo hay un amplio espectro de abuelos y
bisabuelos con las mismas intenciones que ella, que sumadas a la estimulación por
parte de los nietos y bisnietos están logrando acortar distancias
generacionales, articulando los extremos, estableciendo, de este modo, una comunicación
maravillosa entre ambos. Estas situaciones que, desde hace unos años, vivo día a día me
dejan una enseñanza inconmensurable y un placer infinito, porque una vez más y
no me canso de pregonar que la vida es generosa y nos obsequia belleza, depende
de nosotros saber apreciarla…
Hermoso post, Sibaris. Me encantó y no conocía la anécdota de Concepción Arenal.
ResponderBorrarImpresionante mujer de acciòn Daniel, tal vez haya sido por su condiciòn de huèrfana de padre a muy temprana edad, que haya tenido que tomar al toro por las astas.
ResponderBorrarQue hermoso!!!!!
ResponderBorrarMe encantó
Besos
Que lindo post amiga...y que grandes mujeres las que describes y comentas en el...
ResponderBorrarYo, que me siento orgullosa de haber nacido mujer, enalteso los valores que resaltas aca y dire como siempre lo he dicho... no importa la edad, lo importante es como hemos vivido...
Los errores del pasado, no deben cambiar el concepto que tengamos de nosotras mismas...
Te felicito por el post, es excelente...
Fuerte abrazo amiga Sibaris.
Hola Ana,
ResponderBorrarGracias. Luego de haber releìdo el post, me doy cuenta que, sin querer, tiene varias connotaciones, el mundo actual, la reivindicaciòn de la mujer y la sabidurìa de los viejos, de esos viejos de quien nosotros, y los jòvenes, aùn tenemos mucho pero mucho que aprender...
Un beso.
Hola India.
ResponderBorrarEsta ha sido una de las tantas experiencias que la vida me està regalando.
Igual que Concepciòn, creo en la igualdad bien entendida de gèneros y me alegra tu orgullo.
Por otra parte, si nos pusièramos a pensar en lo corta que es nuestra vida, deberìamos aprender a saborearla, aùn cuando nos toquen algunos gustitos amargos...
Un fuerte abrazo desde mi querida tierra.
Me gusta este sitio. Las notas son interesantes y tiene un buen diseño.
ResponderBorrarAna.
Ana, ¡què bonita sorpresa! Me alegra mucho que mi casa te haya gustado.
ResponderBorrarUn abrazo fuerte en la distancia.
Hola Sibaris, es maravilloso interactuar con personas mayores, sobre todo con las que comparten sus conocimientos y aceptan compartir los nuestros. La importancia que tiene la comunicación entre nietos y abuelos aunque sean postizos, nos permite un infinito matiz de colores
ResponderBorrarde como es la belleza de la vida.
Un abrazo.
Mi querida amiga, he logrado hacer funcionar mi blogroll. Ya puedo incorporarla y seguirla, vaya un a saber qué sucedía con la maldita interfaz.
ResponderBorrarBeso grande
Abdul Vuelve