"Sólo los tontos tienen muchas amistades. El mayor número de amigos marca el grado máximo en el dinamómetro de la estupidez".
Pío Baroja.
Cuando comenzamos a sociabilizarnos, allá por nuestra infancia, se originan las primeras vinculaciones con nuestros pares, empezamos a conocerlos, a tratarlos diariamente y en la mayoría de los casos, dependiendo de las circunstancias, vamos acumulando en nuestra cartera una buena cantidad de personas. Cuando nos vamos acercando a la adolescencia, donde nuestra personalidad va tomando otras formas y por diferentes circunstancias, cambios de hábitos, de ámbitos, etc., habremos descartado algunos, conservado a quienes nos hemos ligado afectivamente e incorporado otros.
La juventud nos invita a un cambio más brusco y de aquellas personas que hemos conocido en las otras etapas, muchas habrán desaparecido de nuestras vidas, pero no obstante, las circunstancias nos relacionan con nuevas personas.
Exactamente ocurre en la madurez, pero para esta instancia, por diversos motivos, tales como los nuevos entornos y fundamentalmente nuestra capacidad selectiva, nos llevará a la disminución de nuestro círculo de amigos, lo que representa un proceso normal dentro nuestro desarrollo.
Por tanto la amistad es un tesoro inapreciable y ella requiere mucho cuidado y dedicación si es que pretendemos conservarla, también sabemos que amistad es sinónimo de confiabilidad, de empatía, de confidencialidad, armonía, etc., entonces, dadas estas condiciones nuestro número de amigos se ha ido estrechando cada vez más.
Sin embargo, en la actualidad, se viene dando un fenómeno en los adultos maduros y ello consiste en engrosar la cantidad de amigos, pareciera como que estamos volviendo al punto de partida, suena regresivo, ¿verdad? ¿Nos preguntamos por qué estamos tan ávidos de amigos?, seguramente habrá algún “miedo” dando vueltas; pero miedo ¿a qué?, tal vez a nosotros mismos, tal vez a enfrentarnos a la soledad, implacable estatus que nos obliga a repasar nuestras emociones y ver nuestros propios vacíos.
La relación con otros seres es maravillosa, pero a la soledad debemos aprender a disfrutarla sin temores, si en definitiva es la convivencia con nosotros mismos….