Los humanos somos indiscutiblemente impredecibles, en consecuencia nuestras actitudes se manifiestan de igual modo. La herencia, el entorno y nuestra propia esencia son los elementos fundamentales que moldean nuestras conductas....

En cada cuento o escrito se encuentran enmarcados un comportamiento diferente, una naturaleza diferente, un demonio diferente....

lunes, 12 de marzo de 2012

Tener un millón de amigos

"Sólo los tontos tienen muchas amistades. El mayor número de amigos marca el grado máximo en el dinamómetro de la estupidez".
Pío Baroja.

Cuando comenzamos a sociabilizarnos, allá por nuestra infancia, se originan las primeras vinculaciones con nuestros pares, empezamos a conocerlos, a tratarlos diariamente y en la mayoría de los casos, dependiendo de las circunstancias, vamos acumulando en nuestra cartera una buena cantidad de personas. Cuando nos vamos acercando a la adolescencia, donde nuestra personalidad va tomando otras formas y por diferentes circunstancias, cambios de hábitos, de ámbitos, etc., habremos descartado algunos, conservado a quienes nos hemos ligado afectivamente e incorporado otros.

La juventud nos invita a un cambio más brusco y de aquellas personas que hemos conocido en las otras etapas, muchas habrán desaparecido de nuestras vidas, pero no obstante, las circunstancias nos relacionan con nuevas personas. 

Exactamente ocurre en la madurez, pero para esta instancia, por diversos motivos, tales como los nuevos entornos y fundamentalmente nuestra capacidad selectiva, nos llevará  a la disminución de nuestro círculo de amigos, lo que representa un proceso normal dentro nuestro desarrollo.

Por tanto la amistad es un tesoro inapreciable y ella requiere mucho cuidado y dedicación si es que pretendemos conservarla, también sabemos que amistad es sinónimo de confiabilidad, de empatía, de confidencialidad, armonía, etc., entonces, dadas estas condiciones nuestro número de amigos se ha ido estrechando cada vez más.

Sin embargo, en la actualidad, se viene dando un fenómeno en los adultos maduros y ello consiste en engrosar la cantidad de amigos, pareciera como que estamos volviendo al punto de partida, suena regresivo, ¿verdad? ¿Nos preguntamos por qué estamos tan ávidos de amigos?, seguramente habrá algún “miedo” dando vueltas; pero miedo ¿a qué?, tal vez a nosotros mismos, tal vez a enfrentarnos a la soledad, implacable estatus que nos obliga a repasar nuestras emociones y ver nuestros propios vacíos.

La relación con otros seres es maravillosa, pero a la soledad debemos aprender a disfrutarla sin temores, si en definitiva es la convivencia con nosotros mismos….




sábado, 10 de marzo de 2012

Nivelar hacia abajo

"Pobre, pero endeudado sólo conmigo mismo".
Quinto Horacio Flaco.

Impactante pensamiento ¿verdad? Tiene mucha razón el poeta, el asunto es como hacer para saldarlas….

Hemos de observar que hay una buena porción social (trato de referirme a todas las comunidades) que el crecimiento personal no ocupa uno de los primeros lugares en la escala de valores, en su lugar podemos ver claramente la cobertura de ciertas necesidades, tales como el protagonismo, resaltar sobre la media en la cual decidimos frecuentar, etc.

En éste último punto es en el cual debemos detenernos. Seguramente habremos visto a determinadas personas de nivel medio, cuyos potenciales de haber sido estimulados, tal vez su realidad sería completamente diferente; sin embargo la necesidad de reconocimiento externo las impulsó a sumergirse en ámbitos impropios o vincularse con otras personas  cuya condición no les aporta absolutamente nada, pero el simple hecho de sobresalir por sobre la línea les reconforta y estimula el ego, evidentemente, en estado de deterioro.

Cabe destacar que es muy valorable incursionar en otros círculos cuando se es capaz de aportar conocimientos y cualquier otro tipo de apoyo a favor del crecimiento de nuestros congéneres, pero evidentemente, esto requiere cierto trabajo, mucha vocación y verdadero amor hacia nuestros semejantes. Pero por el contrario, aquí estamos señalando una conducta egoísta, una personalidad con notables carencias de afectos, necesitada de los aplausos y de la ovación de quienes observan desde más abajo.

Sin embargo lo digno o lo aplaudible es trabajar sin pausa en pro de nuestro propio crecimiento, el asunto consiste en darse cuenta, pero como reza el refrán “en el país de los ciegos, el tuerto es rey”. 

viernes, 9 de marzo de 2012

Histeriqueando.

Las personas histéricas son como las olas superficiales, crecen, se envalentonan, llegan a la playa y luego se retraen desarmadas. (Sibaris – L.G.).

Con suma admiración observo que hemos aprendido a conjugar un adjetivo, no me detuve a investigar acerca de esta modificación, pues no viene al caso, pero podría afirmar que se trata de un “argentinismo”.

La intención no es profundizar sobre su etimología, sino sobre el comportamiento propiamente dicho. Antiguamente, esta condición era un tema de género, se la reconocía como patrimonio femenino, sin embargo, hoy caemos en la cuenta que no sólo le pertenece a la mujer sino al hombre también, por tratarse, según especialistas en la materia, de trastornos en la personalidad.

Mucho se habla de la histeria femenina y hasta podría decirse que es una condición innata (si nos remitimos a los orígenes), pero en los hombres es toda una novedad y creo que mucho tiene que ver con los roles que la mujer viene ocupando desde principios del siglo pasado, destacándose un crecimiento constante, veloz y estrepitoso, que coloca al hombre en nuevas posturas obligándolo a aceptar a una nueva mujer, a una mujer que trabaja a la par, a una mujer que decide, a una mujer que comanda, etc., dadas estas condiciones y los estilos de vida de la actualidad, también el hombre ha tenido que cambiar su rol y tal vez en parte algo tenga que ver….

De acuerdo a lo que podemos apreciar, ello consiste en un simple traspaso de sufrimientos, para lo cual al varón lo hemos visto sostener variadas poses y/o estatus, tales como convertirse en el centro de atracción de su grupo o reuniones; seducir constantemente, el rol donjuanesco lo representa siempre que las circunstancias se lo permitan y para redondear su condición de varón histérico, no asumen las consecuencias de lo que su conducta provoca, replegándose sigilosamente como si nada hubiera sucedido.

Muchas de nuestras dolencias y padecimientos tienen mucho que ver con nuestras propias insatisfacciones e incapacidades y creo que esta condición no escapa a ello.