Los humanos somos indiscutiblemente impredecibles, en consecuencia nuestras actitudes se manifiestan de igual modo. La herencia, el entorno y nuestra propia esencia son los elementos fundamentales que moldean nuestras conductas....

En cada cuento o escrito se encuentran enmarcados un comportamiento diferente, una naturaleza diferente, un demonio diferente....

miércoles, 23 de enero de 2013

Nosotros vs. Nosotros.


"Los grandes espíritus siempre han encontrado una violenta oposición de parte de mentes mediocres." Albert Einstein.


Hay una tendencia social que asusta, es el permanente estado de confrontación en el cual nos hemos instalado los seres humanos, sin embargo lo curioso es que confrontamos por el simple hecho de confrontar, sin previo análisis, sin conocimientos, sin respeto por el pensamiento o la idea del otro, generando discusiones estériles que terminan lastimando a los interlocutores y cuya conducta tipifica a una gran franja de la sociedad global.

Este comportamiento ha diluido el diálogo atentando severamente contra la comunicación entre las personas, hecho que palpamos a diario y en absolutamente todos los ámbitos, transformándose en una situación de hostilidad constante. No creo que exista un motivo específico que determine nuestros comportamientos, sino que es la conjunción de diversas circunstancias que nos estimulan, restándonos  capacidades tales como  comprensión, respeto, solidaridad o aceptación, condiciones muy esenciales para vincularnos con nuestros semejantes.

Por otra parte, creo que estamos perdiendo la noción de “quiénes somos” y corriendo el riesgo de convertirnos en extraños y como consecuencia, en los peores enemigos de nosotros mismos. Ningún ser viviente nació con el “manual” debajo del brazo, cada quien hará lo que desee o puede y será lo que desee o puede de acuerdo a las circunstancias que nos toque vivir, siendo un deber  aceptarlas, en beneficio de nuestro propio bienestar, sin perseguir intangibles enloquecedores y mucho menos convertirnos en presa de la manipulación emocional mediática.

Tampoco creo en los manuales de “autoayuda”, pues nadie tiene la clave de la buena vida, cada uno de nosotros sabrá cual es, en la medida que nos conozcamos profundamente, en la medida que fortalezcamos nuestra propia seguridad, en la medida que aprendamos a saborear la vida desde lo cotidiano y desde lo que somos, entonces nuestras insatisfacciones irán decreciendo y es posible que mejoremos nuestros estados de ánimo y logremos tal vez, conectarnos mejor con nuestros semejantes, ayudándonos, en principio, con empatía y asertividad. 

viernes, 18 de enero de 2013

Open Mind.

Nació y se crió en una provincia del interior del país, sus padres la bautizaron con el nombre de Marcela. Desde su nacimiento supieron que sería una mujer de espíritu inquieto y propietaria de una personalidad arrolladora. El tiempo fue testigo de ello.

Estudió y trabajó de sol a sol, respondiendo a los mandatos paternos, supo ganarse la vida con mucha dignidad. Cuando hubo entrado en sus veinticinco años de vida se casó con Agustín, su novio de toda la vida, ambas familias eran muy queridas por todo el pueblo, manifestando su felicidad por esa unión, que no se comparaba a la de Agustín, pues no pudo ocultar su desborde por casarse con la rubia mas bonita del lugar.

La felicidad de ambos se alimentaba cada día, eran el uno para el otro. Acariciaron el cielo cuando llegó Esteban, el primer hijo con quien redondeaban una familia perfecta,ambos cumplieron sus roles, tal como les habían enseñado, supieron desarrollarlos de modo impecable sin descuidar nada.

Cuando Esteban estuvo a punto de ingresar al jardín de infantes, recibieron una nueva bendición, la llegada de Bernardo el segundo hijo. Esteban tenía toda la fisonomía de Marcela, en cambio Bernardo era una réplica de su padre, pero no así sus caracteres, pues pese a sus propias personalidades, el primero era sereno y especulador como su padre y el más pequeño impetuoso y arremolinado como su madre.

Estaba finalizando enero, el calor del verano era abrasador, pero en toda la provincia la fiesta tradicional de carnaval era una cita impostergable, a ellos fue imposible disfrutar de esta mágica festividad, tal vez quede para el próximo año, cantar y bailar con las comparsas o sumergirse en el colorido de las carrozas y en los majestuosos trajes de los bailarines formaban parte de sus vidas. No quedaba alternativa, Agustín fue destinado a Buenos Aires y el traslado con su familia era inminente.

La magia de Buenos Aires y la amplia gama de escenarios ofrecidos fueron muy buenos motivos para la buena adaptación de la familia. Marcela dedicó su tiempo a su familia, su casa y a un pequeño emprendimiento comercial, siempre quiso sentirse a la vanguardia, en tanto Agustín desarrollaba satisfactoriamente el puesto de trabajo asignado y en constante crecimiento. Sin embargo Marcela comenzó a notar pequeños cambios de actitud en Agustín, que en un principio le restaba importancia, pero al hacerse más notorias no dudó en hacerle planteos, pues ella era amante de la armonía y del bienestar y la mutua complacencia. Indudablemente su marido hizo lo imposible para calmarle sus pensamientos en cuanto a que la pareja había dejado de funcionar porque no era así, pero tantas salidas nocturnas le dio la pauta que algo sucedía. Sabía que la amaba y que tenían muy buen sexo, pero tal vez eso no le alcanzaba.

Decidida e inteligentemente preparó el escenario en su casa, en ella era habitual esto, sus hijos fueron a pasar la noche en casa de amiguitos, dándole la libertad para la ambientación, eligió su mejor vestido e impecable ropa interior, perfumes y aromatizantes no faltaron, preparó una cena afrodisíaca, buen vino y champagne. Al regresar Agustín de sus labores, fue abordado por Marcela entre la dulzura y el descaro, pero su sorpresa fue mayor, pues al entrar al dormitorio encuentra recostada en la cama, casi en pose, a una señorita semi desnuda, ambas lo invitan y casi sin entender él se acerca a tomar las manos extendidas de ambas.

Implementaron todos los juegos eróticos posibles, lo colmaron de besos, sentía que el cielo se le desplomaba encima, juntas y separadas le proporcionaron un placer inexplicable, la sensación era extremadamente maravillosa, se sintieron mimados y más que amados, los tres disfrutaron esta práctica y mas aún el matrimonio.

Esta situación la repitieron en varias oportunidades, pero en cada una de ellas, la invitada era diferente….. A los cuarenta y tantos años de edad Marcela abrió un abanico, tal vez criticable en la sociedad, pero de algo estaba segura amaba a su marido eran felices y deseaba disfrutar y compartir junto a él los placeres que les ofrecía  la vida…..