“Hay situaciones en la vida en que la verdad y la sencillez forman la
mejor pareja”.
Jean de la Bruyere.
Esta servidora se encuentra situada muy lejos del fútbol y
de todas sus implicancias; sin embargo hay hechos concretos o episodios de los
cuales nadie puede sustraerse, me refiero puntualmente a la terrible violencia
que afecta esta práctica tan popular y que todos debiéramos cuidar y
comprometernos para terminar con este insaciable flagelo. Entiendo que, mucho más
allá de la conducta humana, existen factores que quiebran cualquier tipo de
regla moral, que seducen a los débiles cegados por el poder económico o por el
poder mismo.
Hace algunos días, quienes conocen mi línea de pensamiento,
enviaron a mi casilla un correo con una entrevista que Tiempo Argentino le
hiciera a Javier Cantero, Presidente del Club Independiente. Hombre simple y
transparente si lo hay, propietario de la loca idea de erradicar la violencia o
las “barrabravas” del fútbol argentino. Es por ello que me permití copiar la
nota, porque desde la sencillez y la transparencia, éste hombre emprendió una
lucha muy pero muy difícil y cuyo costo es muy elevado, pero que en definitiva nos beneficia a todos. Sibaris.
“Javier Cantero, el presidente de Independiente, se muestra
como nunca antes. Cuenta sus gustos, lo que representa la derrota, sus sueños
de escritor, sus ideas políticas y cómo es su familia./ Por: ‘Tiempo Argentino’.
–Durante una charla en la Universidad Nacional de Avellaneda elogió a Dante
Panzeri, ¿lo leía?
–Me gustan esos rebeldes como Panzeri o Jauretche. Aunque con Panzeri a veces
no coincidía políticamente. Era un liberal. Pero tan honesto que si tenía que
hablar mal de los que pensaban como él, lo hacía, y si tenía que hablar bien de
alguien de izquierda, hablaba. Era muy honesto. Yo volvía del colegio y lo veía
por televisión. También me gustaba mucho Osvaldo Ardizzone, que era fanático de
Bochini, odiaba la táctica y le gustaba la creatividad,
–¿Qué diarios recibe?
–Dos, La Nación y Clarín, por una costumbre vieja que traigo. Los sábados y
domingos recibo Perfil, que me encanta porque tiene muchos suplementos. Además,
ya de mi época de militante, a mí me gusta leer a mis enemigos. Para leer a los
que piensan como yo, paso. Me encanta saber qué piensan otro. Y también
putearlos un poco.
–¿Lee sobre usted?
–Lo leo porque todos tenemos ego y quiero saber qué dicen de mí.
–¿Qué le molesta?
–Algunas mentiras. Como cuando Loquillo estaba muy grave y dije “ojalá que se
mejore”. Entonces el título de Perfil fue: “El presidente de Independiente vela
por la salud del barrabrava”. Una locura lo que se interpreta. Pero además no
quiero que se muera, ¿qué querían que dijera? ¿Ojalá que se muera? Eso es mala
leche.
–¿Qué posición tiene sobre la Ley de Medios?
–Yo me comí en un momento el discurso liberal de que tiene que haber libertad
para todo. Pero con la libertad de empresa se van juntando los grandes pulpos y
se comen a los más chicos. En algo tan delicado como es la opinión pública, que
la manejan a piacere con intereses económicos y no políticos. No me cabe duda
de que la distribución para que haya muchos medios es mejor. Así que la
acompaño.
–¿Por dónde empieza los diarios? ¿Política o deportes?
–Primero veo la tapa y después la sección política. Hay tipos con los que no
coincido pero son coherentes, como Rosendo Fraga, tal vez el mejor pensador que
tiene la derecha.
–¿Quiénes le gustan?
–Hoy me gusta Víctor Hugo Morales. Y me gustan los libros de Rodolfo Walsh. Leí
Operación Masacre, Quién mató a Rosendo, El Caso Satanovsky. Yo tengo una hija
“hippie bolche” que una vez se enojó con mi biblioteca.
–¿Su hija es militante de izquierda?
–No, bueno, a su manera. Ahora está en Bolivia de viaje. Tiene una pareja
mexicana y una nena que va a cumplir un año, Awca, cuya traducción en tehuelche
es “rebelde”. Ella defiende a los indígenas y está en contra de las mineras. Se
recibió de directora de cine, pero es “mantera” y hace artesanías.
–¿Cuánto tiene de usted?
–Soy viejo para ser hippie y no soy bolche (risas). Quizá ella heredó mi
rebeldía de juventud, que nunca se me terminó de ir. Nunca fui un marxista. El
marxismo y el liberalismo son materialistas. Yo soy todo lo contrario. Lo
material lo tomo como algo para conseguir elementos fundamentales para la vida
(comida, salud, educación), no como un fin en sí mismo. El amor está por sobre
lo material. El que busca sólo acumular riqueza muestra sus falencias
emocionales. Como dice el tango “no lo han querido bien”.
–¿Y por qué se enojó su hija con la biblioteca?
–Porque encontró de todo. Hasta Mi lucha, de Hitler, y otro que hablaba a favor
de la represión durante la dictadura militar. “Tenés que quemarlo”, me decía.
Pero no, y le expliqué que uno tiene que leer a todos. Pero la coherencia me
parece importante y tiene que estar bien escrito. Tal vez porque soy un
escritor frustrado.
–¿Y ahora qué lee?
–No, ahora este tipo de cosas (muestra el presupuesto de una pretemporada) son
las que me llevo a mi casa.
–¿Cómo se desconecta?
–Mirá, hace rato que no veo una película. Antes iba al teatro dos veces por
semana y ahora no lo puedo hacer. Me gusta el boxeo. Yo iba mucho al Luna Park,
de chico me decían “Saldaña”, porque lo iba a ver siempre, igual que a Nicolino
Locche. Pero mi cable a tierra son mis nietos, es incomparable. Cuando me dicen
que el momento más feliz de la vida es la niñez, en mi caso no es así, sino a
partir del nacimiento de mis nietos, ser abuelo.
–¿Cómo lleva la derrota?
–La llevo con más altura que a la victoria, me agranda. Como dice Marcelo
Bielsa, la derrota es más enriquecedora. Lo primero que hay que saber cuando
uno gana es qué va a hacer cuando te va mal. Los grandes artistas fueron más
creativos cuando estuvieron mal.
–¿Qué lo emociona?
–He llorado leyendo un cuento o viendo un película o una obra de teatro. Hace
poco en la playa leí un cuento de Eduardo Sacheri, “De chilena”, y me hizo
llorar. Con Unión, cuando ganamos, lloré en el vestuario. Un poco a solas, como
desahogo. Fueron cinco meses sin ganar. El Tolo se dio cuenta y me vino a
abrazar. Son muchas cosas que le pasan a uno. No dormís, te vas en patrulleros.
El Tolo me dijo: “Disfrútelo, porque acá hay muchos que están esperando que a
usted y a mí nos vaya mal. Más a usted que a mí.”
–¿Y eso es verdad?
–Sí, sí, por supuesto. No el hincha común sino quien está en la política y no
le gustó perder.
–¿Qué le da bronca?
–Cuando se humilla a los más humildes. Te dan ganas de ser el Che Guevara. La
injusticia. Todo este sistema, los jueces que siempre se lo agarran con quienes
tienen algún aspecto que no les gusta. Por eso me pegan a veces, porque yo
defiendo a algunos muchachos que son humildes y no son culpables. Peor son los
plateístas que cuando jugamos con Racing le tiraron a Basile una botella en la
cabeza. Los ves ahora y están con traje y corbata.
–¿Entraría en la política?
–No lo pienso. Con Independiente tengo bastantes problemas. Sé que a los
políticos no les va a gustar esto que digo, pero es un desafío mucho más grande
manejar a Independiente que ser diputado nacional. Muchísimo mayor. Acá hay
elecciones toda la semana.
–¿Escribiría un libro?
–No lo descarto. Me gustaría escribir una novela con las cosas que viví acá.
–¿Cómo duerme por las noches?
–Abrazado a mi mujer.
Por: Jonathan Wiktor/Alejandro Wall
‘TIEMPO ARGENTINO’ "